Tiempo estimado de lectura: 17 minutos | Dichos Populares |
¿Por qué decimos «irse por los cerros de Úbeda»? La fascinante historia detrás de esta expresión española
¿Alguna vez te has preguntado por qué cuando alguien evade una pregunta o se escapa de una situación comprometida decimos que «se fue por los cerros de Úbeda»? Esta curiosa expresión, tan arraigada en el español, esconde una historia apasionante que nos transporta a una de las épocas más turbulentas de España.
Imagínate por un momento: es el siglo XIX, la tensión política se respira en el aire, y los cerros de una pequeña ciudad andaluza se convierten en el símbolo de libertad y resistencia. Acompáñanos en este viaje a través de la historia para descubrir los secretos que han convertido a Úbeda en protagonista de una de nuestras expresiones más pintorescas.
¿Qué significa realmente irse por los cerros de Úbeda?
Cuando hoy decimos que alguien se va por los cerros de Úbeda, estamos señalando que ha desviado la conversación, que ha escapado —de forma más o menos sutil— del tema principal. Esta expresión, tan castiza y evocadora, se ha convertido en sinónimo de evasión, divagación o escapismo. Pero su uso abarca varios matices según el contexto:
Evadir una conversación incómoda: como ese instante en el que alguien te pregunta por una tarea pendiente y, de pronto, te descubres comentando lo cambiante que está el tiempo.
Huir de una situación comprometida: esa maniobra casi instintiva que se activa cuando una reunión familiar sube de tono y decides refugiarte en temas neutros.
Divagar sin control: cuando comienzas hablando de economía y terminas relatando anécdotas de tu niñez sin saber cómo llegaste hasta ahí.
Buscar una salida ingeniosa: ese talento casi artístico de cambiar de tema con elegancia para evitar admitir un error o responder a una acusación directa.
Lo curioso es que, detrás de esta expresión tan común en el habla hispana, se esconde una anécdota histórica fascinante. Porque sí, en efecto, los cerros de Úbeda existen —y también existió alguien que, según cuenta la leyenda, decidió perderse entre ellos en un momento crítico. Para comprender cómo una localidad de la provincia de Jaén acabó dando nombre a esta forma de escaqueo verbal, tenemos que viajar varios siglos atrás, hasta los convulsos días de la Edad Media.
El origen histórico: cuando Úbeda se convirtió en sinónimo de huida y resistencia
Pero más allá de la geografía, la leyenda popular nos regala una anécdota concreta que marcó el nacimiento de la frase y le dio ese toque de picardía que aún conserva. Se cuenta que el origen más popular de la expresión se remonta al siglo XIII, durante la Reconquista. En el año 1234, el rey Fernando III «El Santo» se preparaba para la decisiva reconquista de Úbeda, por entonces en manos musulmanas. Uno de sus más valientes capitanes, Álvar Fáñez «El Mozo», desapareció misteriosamente justo antes de la batalla crucial.
Todos lo dieron por muerto, o peor aún, por desertor. Sin embargo, una vez que la ciudad fue reconquistada y la victoria cristiana asegurada, ¡Álvar Fáñez reapareció! El rey, asombrado y visiblemente molesto por su ausencia en un momento tan crítico, le preguntó dónde había estado. Álvar Fáñez, sin inmutarse y buscando una evasiva, respondió con una frase que se haría inmortal: «Me perdí por aquellos cerros, mi señor», mientras señalaba el horizonte.
Esta excusa, que sonaba más a disculpa por cobardía o por haberse desviado de sus deberes, fue recibida con una mezcla de ironía y sorna por la corte y el pueblo. Los cerros de Úbeda, aunque presentes, no eran tan vastos como para que un experimentado capitán se perdiera de esa manera. Desde entonces, la frase comenzó a usarse, primero con burla y luego con naturalidad, para referirse a cualquiera que se desviaba de un tema, evitaba una pregunta directa o huía de una responsabilidad.
Los cerros como cómplices silenciosos de la evasión
Úbeda, enclavada en la provincia de Jaén, al nordeste de Andalucía, no es solo una joya renacentista declarada Patrimonio de la Humanidad. Es también un testigo geográfico e histórico de siglos de resistencia, clandestinidad y escapismo. Su entorno natural —un tapiz de cerros ondulantes, colinas pedregosas y sendas quebradas— no solo embellece el paisaje: fue, en su día, el mejor aliado de quienes huían del poder, de la represión o de la muerte.
Los cerros de Úbeda, que hoy encantan a turistas y senderistas, fueron antaño un auténtico laberinto de salvación. Sus formas caprichosas y su terreno abrupto ofrecían ventajas imposibles de ignorar para cualquier fugitivo:
Senderos secretos y rutas de escape: veredas que solo los lugareños conocían y que podían conducir tanto a una aldea amiga como a la invisibilidad.
Alturas privilegiadas como puntos de observación: desde lo alto, se podía vigilar al enemigo, predecir su avance y preparar la huida.
Cuevas y refugios naturales: grutas ocultas entre la vegetación, ideales para pasar desapercibido durante días o incluso semanas.
Terreno hostil para tropas organizadas: la dificultad de mover unidades militares por estos parajes hacía casi imposible una persecución eficaz.
El Trienio Liberal (1820-1823): cuando la libertad buscó cobijo entre los cerros
Durante esta breve pero intensa etapa de la historia española, conocida como el Trienio Liberal, el país se dividió entre los defensores del absolutismo —encarnado por Fernando VII— y quienes luchaban por una monarquía constitucional y el respeto a las libertades civiles. En ese contexto, Úbeda y sus cerros adquirieron un nuevo significado: dejaron de ser simple geografía para convertirse en símbolo.
Los liberales, acosados por la represión del rey, encontraron en estas montañas un santuario. No era solo un lugar donde esconderse: era el terreno donde podían resistir, reorganizarse y mantener viva la llama del pensamiento libre. En estos parajes se celebraron reuniones secretas, se planearon insurrecciones, se protegieron documentos prohibidos y se tramaron alianzas. A veces, bastaba con alejarse apenas unos kilómetros del casco urbano para quedar fuera del alcance del absolutismo.
Las Guerras Carlistas: la vuelta del refugio como estrategia vital
Apenas una década después, entre 1833 y 1876, España volvió a teñirse de sangre con las Guerras Carlistas, una serie de conflictos civiles que desgarraron al país entre carlistas (partidarios del infante Carlos María Isidro de Borbón) y liberales isabelinos. De nuevo, Úbeda y sus cerros cobraron protagonismo.
La ciudad se convirtió en un escenario clave para el movimiento de tropas irregulares, guerrillas locales y fugitivos de ambos bandos. Los cerros no distinguían ideologías: ofrecían cobijo tanto a los carlistas perseguidos como a los liberales acosados por el bando opuesto, según cambiaba el curso de la guerra.
En aquellos años convulsos, el paisaje ubetense se transformó en:
Centro de operaciones clandestinas: improvisados campamentos desde donde se lanzaban ataques relámpago.
Ruta de tránsito entre regiones: paso natural hacia otras zonas de Andalucía o hacia la meseta castellana.
Refugio civil: ante el horror de la guerra, muchas familias optaron por abandonar sus casas y esconderse entre los cerros, en un exilio forzoso que a veces duraba meses.
Este uso estratégico y simbólico de los cerros de Úbeda como lugar de escape, protección y resistencia fue quedando en la memoria popular. Así, con el tiempo, la expresión irse por los cerros de Úbeda dejó de aludir solo a una fuga física para empezar a representar también un desvío mental, un rodeo verbal, una evasión simbólica. Porque si durante siglos esos cerros sirvieron para eludir a soldados y tiranos, hoy sirven —aunque sea metafóricamente— para esquivar preguntas incómodas o eludir responsabilidades.
De la historia al lenguaje: cómo nació la expresión popular
La transformación de un hecho real en metáfora universal
Lo que en su origen fue una realidad tangible y frecuente —las huidas hacia los cerros de Úbeda como táctica de supervivencia— fue cristalizando poco a poco en el imaginario colectivo. Durante años, decir que alguien se fue por los cerros de Úbeda era tan literal como decir que había desaparecido entre los montes, escapando de algo o de alguien. Se trataba de una frase descriptiva, ligada a una acción concreta y reconocible por quienes vivían en la región o conocían su historia.
Sin embargo, como ocurre con muchas expresiones populares nacidas de la experiencia social, el lenguaje comenzó a moldearla. Lo que antes era un hecho geográfico y estratégico pasó a convertirse en una forma de explicar comportamientos humanos más abstractos: la evasión, el desvío, la fuga mental, la distracción intencionada. Así, la frase fue ganando fuerza como metáfora.
Irse por los cerros de Úbeda empezó a aludir, no solo al que escapa físicamente, sino también al que se desvía de una conversación, evita responder directamente o divaga sin rumbo. Con los años, esta evolución convirtió la expresión en un recurso habitual para describir todo tipo de escapismo, ya fuera verbal, emocional o incluso psicológico.
De lo local a lo nacional: la expansión de una expresión andaluza
¿Cómo logró una frase nacida de un contexto tan específico conquistar el habla cotidiana de todo un país? La respuesta está en una combinación de factores culturales, históricos y sociales:
Los propios fugitivos: muchos de los que encontraron refugio en los cerros de Úbeda no se quedaron allí para siempre. Al desplazarse a otras regiones, llevaron consigo sus vivencias… y su lenguaje.
La tradición oral: los relatos de huidas, escondites y escapadas se contaban una y otra vez, convirtiéndose en leyendas transmitidas de generación en generación.
La literatura costumbrista del siglo XIX: autores que retrataban la vida cotidiana española comenzaron a usar esta expresión para dar color a sus diálogos y personajes. Escritores como Ramón de Mesonero Romanos o Serafín Estébanez Calderón contribuyeron a difundir el habla popular andaluza en sus obras.
La prensa de la época: los periódicos regionales, y más tarde nacionales, empezaron a incluir expresiones locales en sus crónicas, consolidando su uso fuera del contexto original.
Gracias a esta difusión múltiple, la frase cruzó las fronteras de Jaén y se instaló en el habla coloquial de todo el país. Hoy, su uso no requiere conocer la historia de Úbeda ni haber pisado jamás sus cerros: basta con haber vivido alguna vez una conversación incómoda, una divagación interminable o una excusa bien adornada.
El uso contemporáneo: la evasión convertida en arte cotidiano
En la actualidad, “irse por los cerros de Úbeda” se emplea para describir situaciones en las que alguien se aparta del tema principal, consciente o inconscientemente, con un giro inesperado que sorprende, confunde o simplemente entretiene. Su riqueza expresiva la hace útil tanto en contextos informales como en ambientes profesionales, donde sigue funcionando como una crítica elegante a la falta de concreción.
En el entorno profesional
En el ámbito laboral, esta expresión se ha adaptado a las dinámicas del siglo XXI:
Reuniones improductivas: cuando una sesión de trabajo sobre objetivos trimestrales termina convertida en un debate sobre el mejor café de la oficina.
Presentaciones poco enfocadas: cuando un ponente promete hablar de resultados y acaba filosofando sobre liderazgo inspirador.
Excusas creativas: cuando alguien, en lugar de admitir un error, inicia un monólogo sobre factores externos, coyuntura internacional y mala suerte cósmica.
En las relaciones personales
La fuerza simbólica de la frase también brilla en el plano íntimo y emocional:
Conversaciones familiares: cuando un padre pregunta a su hija por su vida sentimental y ella responde con una disertación sobre lo estresante que está el trabajo últimamente.
Discusiones de pareja: cuando uno de los dos prefiere evadir el tema delicado del momento con anécdotas que no vienen al caso.
Momentos sociales incómodos: cuando, para salir elegantemente de una situación molesta, alguien lanza un comentario irrelevante que redirige la atención.
En todos estos casos, “irse por los cerros de Úbeda” no es solo una forma de hablar: es un pequeño acto de escapismo. A veces cómico, otras veces desesperado, pero siempre humano. Porque, en el fondo, todos tenemos nuestros propios cerros a los que huir cuando las preguntas aprietan, cuando la verdad incomoda o cuando simplemente necesitamos ganar tiempo.
La expresión en la cultura popular española
De la pluma al compás: “irse por los cerros de Úbeda” como símbolo narrativo
La fuerza de una expresión popular se mide, en gran parte, por su capacidad para cruzar fronteras lingüísticas, emocionales y artísticas. “Irse por los cerros de Úbeda” ha demostrado una asombrosa versatilidad al convertirse no solo en parte del habla cotidiana, sino también en una herramienta expresiva en diversas manifestaciones culturales españolas.
Literatura: del costumbrismo al siglo XXI
La literatura ha sido una de las vías más eficaces para preservar y expandir el uso de esta expresión. Desde el siglo XIX, numerosos autores la han utilizado para describir situaciones de escape, tanto físicas como mentales, dotando a sus personajes de una humanidad reconocible y cercana.
Benito Pérez Galdós, maestro de la novela realista, incluyó la frase en varios pasajes de sus Episodios Nacionales, donde la evasión política o personal formaba parte del drama cotidiano de sus protagonistas. En sus obras, irse por los cerros de Úbeda no solo implicaba una huida literal, sino también una forma de esquivar responsabilidades o dilemas éticos.
Los escritores costumbristas del XIX, como Serafín Estébanez Calderón o Ramón de Mesonero Romanos, encontraron en esta expresión un recurso ideal para dotar de autenticidad y color local a sus relatos. Reflejaba la viveza del habla popular andaluza y su capacidad para sintetizar una idea compleja con una imagen poderosa.
La literatura contemporánea sigue recurriendo a esta metáfora, especialmente en géneros como la novela psicológica, la sátira política o la autoficción. Autores modernos emplean la expresión para describir la tendencia de ciertos personajes a perderse en sus pensamientos, divagar o evitar afrontar conflictos.
La Era Digital: Cuando los Cerros se Hacen Virales
En la vorágine de las redes sociales y el consumo acelerado de información, «irse por los cerros de Úbeda» ha experimentado una auténtica segunda juventud. Lo que antes era una expresión oral, ahora se propaga a la velocidad de un clic, transformándose en una herramienta perfecta para señalar con humor o ironía esos desvíos en la comunicación. El lenguaje digital, ágil, creativo y a menudo mordaz, ha adoptado esta frase como un sello distintivo de la evasión, consolidando su uso entre nuevas generaciones y demostrando su asombrosa adaptabilidad.
Su presencia es constante y variada:
- Memes y humor gráfico: ¿Quién no ha visto una imagen de un político divagando o de un personaje intentando zafarse de una pregunta incómoda, acompañada del contundente «ya se fue por los cerros de Úbeda»? Se ha convertido en un clásico instantáneo que resume, de forma visual y cómica, la esencia del despiste o la evasión intencionada.
- Comentarios y debates en redes sociales: Desde Twitter/X hasta Instagram o TikTok, la expresión florece en los hilos de comentarios. Se lanza como un dardo ingenioso cuando alguien responde con vaguedades, elabora excusas rocambolescas o, directamente, cambia de tema para evitar una confrontación. Es una señal clara de que el interlocutor ha detectado la maniobra.
- Contenido audiovisual y periodismo moderno: Programas de televisión, podcasts de actualidad, youtubers y hasta series de ficción recurren a ella. Es común escuchar a presentadores de informativos o analistas políticos calificar las intervenciones poco claras con un «fulanito se nos fue por los cerros de Úbeda», añadiendo un toque coloquial y comprensible a la crítica.
- Tendencias y desafíos virales: Aunque no siempre de forma directa, la idea de «perder el hilo» o «desviarse» resuena en muchos desafíos y formatos de contenido viral que giran en torno a la divagación.
Esta omnipresencia en el entorno digital no solo confirma la vigencia atemporal de la frase, sino que la catapulta hacia el futuro, asegurando que lo que empezó como una descripción literal de huidas en un contexto bélico y montañoso, siga siendo una herramienta expresiva que cruza siglos, soportes y estilos de vida, conectando la sabiduría popular de antaño con la inmediatez de la comunicación actual.
Variantes regionales y expresiones similares
Diferentes caminos para evitar el tema
Aunque “irse por los cerros de Úbeda” es la forma más popular y reconocible en el castellano peninsular para describir una evasión discursiva o una huida estratégica del tema principal, el idioma español —rico en giros idiomáticos— cuenta con varias expresiones similares que comparten espíritu, aunque no siempre el mismo origen.
“Salir por peteneras”: una huida con compás flamenco
Otra expresión profundamente enraizada en la cultura andaluza es “salir por peteneras”. Esta frase, que también denota una forma de esquivar una respuesta directa o desviar el tema, se cree que proviene del mundo del flamenco, específicamente del palo llamado petenera. Esta es una forma musical melancólica y adornada, que suele expresar dolor o desarraigo.
Decir que alguien “sale por peteneras” implica que se va por la tangente, que rehúye la cuestión principal con florituras verbales o respuestas emocionales que no vienen al caso. Aunque su carga simbólica es diferente a la de los cerros de Úbeda, el sentido último —evadir— es compartido.
“Irse por los cerros de Úbeda y Baeza”: cuando la evasión se amplía
Existe una versión menos común pero documentada que amplía la expresión original: “irse por los cerros de Úbeda y Baeza”, añadiendo la ciudad vecina. Esta ampliación puede entenderse como una forma de enfatizar aún más la idea de divagación extrema o de una huida todavía más elaborada.
Úbeda y Baeza están geográficamente próximas, ambas rodeadas de colinas, y comparten no solo una historia común, sino también paisajes que alimentaron la imaginación popular. Así, esta variante subraya una evasión prolongada o doble: no solo te pierdes en un cerro, sino en dos ciudades enteras.
“Marear la perdiz”: el arte de dar vueltas sin ir al grano
De origen menos localizado, pero igual de extendida, es la expresión “marear la perdiz”. Esta frase no alude tanto a una huida física como a una estrategia dilatoria: entretener, confundir, dar vueltas innecesarias antes de abordar lo importante… o incluso para no abordarlo nunca.
Aunque esta locución no evoca una geografía concreta, como en el caso de los cerros de Úbeda, sí retrata una actitud común: el intento de escapar, mediante la palabrería o la dispersión, de una confrontación directa o una verdad incómoda.
Lengua viva: un mismo gesto, múltiples formas
Estas expresiones, aunque nacidas en contextos distintos —unos más históricos, otros más musicales o incluso cinegéticos— comparten un rasgo común: todas describen formas de evasión. Y, en última instancia, son reflejo de la creatividad del lenguaje popular para dar nombre a los rodeos mentales o verbales que todos, en algún momento, practicamos.
En la riqueza de estas variantes se revela no solo la diversidad del español, sino también la universalidad del impulso humano de esquivar lo incómodo, lo doloroso o lo comprometido… ya sea perdiéndose entre cerros, saliendo por un cante o haciendo girar indefinidamente a una perdiz imaginaria.
Expresiones equivalentes en otros idiomas
La necesidad de expresar esa sensación universal de desviarse del tema o evadir una conversación no es exclusiva del español. En prácticamente todas las culturas existen frases y dichos que reflejan este fenómeno comunicativo, cada una con sus propias imágenes y matices. A continuación, exploramos cómo se traduce esta idea en diferentes idiomas, descubriendo expresiones que, aunque distintas, comparten el mismo espíritu de evasión o distracción verbal.
- En catalán, la expresión equivalente es anar-se’n per les branques, que literalmente significa “irse por las ramas”. Se pronuncia aproximadamente anár-sen per les bránques. Esta forma de hablar describe a alguien que evita abordar directamente el tema principal, desviándose hacia asuntos secundarios o irrelevantes. Es una manera muy gráfica de ilustrar la evasión en el discurso.
- En euskera, se utiliza la expresión gaiaz kanpo joan, cuyo significado literal es “salirse del tema”. Se pronuncia gáiaz cánpo yóan. Aunque más directa y menos metafórica que su homóloga castellana, esta frase refleja claramente la idea de alejarse del núcleo de una conversación, bien sea por distracción o con la intención de evitar algo incómodo.
- En inglés, la frase común es to go off on a tangent, que se traduce literalmente como “irse por una tangente”. Se pronuncia tu gou of on a tándyent. La imagen matemática sugiere un desvío repentino y fuera de rumbo, utilizado para describir esos momentos en los que alguien cambia de tema sin previo aviso y de manera poco relacionada con lo que se estaba hablando.
- En francés, la expresión partir en vrille se traduce literalmente como “salir en espiral” o “entrar en barrena”. Su pronunciación es partír on vríi. Se usa para señalar a alguien que pierde el hilo de lo que estaba diciendo o que se desvía de forma caótica de la conversación principal, con un tono a veces humorístico o crítico.
- En alemán, se emplea vom Thema abschweifen, que significa literalmente “alejarse del tema”. Se pronuncia fom téma ábshvaifen. Es una construcción sobria y precisa que señala claramente cuando alguien empieza a hablar de algo que no tiene nada que ver con el asunto central que se está tratando.
- En italiano, la expresión equivalente es andare fuori tema, que se traduce como “irse fuera del tema”. Se pronuncia andáre fuóri téma. Se utiliza tanto en contextos cotidianos como académicos para señalar que alguien ha dejado de hablar de lo que debía y ha comenzado a divagar.
- En portugués, se dice fugir do assunto, literalmente “escaparse del asunto”. La pronunciación es fuyír du asúntu. Esta expresión tiene un tono muy similar al castellano y refleja claramente esa intención de evitar un tema, bien sea por incomodidad, distracción o picardía.
- En ruso, la frase уходить от темы (transliterado como ukhodit’ ot temy) significa literalmente “alejarse del tema”. Se pronuncia ujodít at tyémi. Se usa para indicar que una persona ha comenzado a hablar de algo irrelevante o está evitando directamente una cuestión concreta.
- En árabe estándar moderno, se utiliza la expresión يخرج عن الموضوع (yajrūj ʿan al-mawḍūʿ), que literalmente significa “salirse del tema”. Se pronuncia yájruy an al-máuduuʿ. Es una forma bastante directa de decir que alguien está esquivando el tema central de la conversación, y es ampliamente comprendida en todo el mundo árabe.
- En chino mandarín, la expresión más común es 跑题了 (pǎo tí le), cuya traducción literal es “se ha escapado del tema corriendo”. Se pronuncia pǎo tí le. Aunque breve, esta frase capta perfectamente la idea de desvío discursivo y se emplea tanto en entornos formales como informales.
¿Por qué esta expresión perdura en el tiempo?
La expresión “irse por los cerros de Úbeda” ha logrado mantenerse vigente a lo largo de los siglos gracias a la fuerza de las imágenes mentales que evoca. Cuando alguien la escucha, automáticamente se visualizan esos cerros escarpados y serpenteantes, esos senderos que parecen perderse en la lejanía, y la sensación de extravío en un laberinto natural. Esta representación visual no solo hace que la frase sea fácil de recordar, sino que también transmite con eficacia la idea de desviarse, de escapar o perderse, ya sea física o mentalmente.
Además, su gran versatilidad contribuye a su éxito. Esta expresión se adapta perfectamente a contextos muy variados: puede usarse en conversaciones informales o en ambientes formales, aplicarse tanto a huidas literales como a distracciones o evasiones en el discurso, y adoptarse con un tono humorístico o serio según convenga. Esa flexibilidad hace que la frase siga vigente y útil, manteniendo su significado y relevancia a través de generaciones.
Por último, la conexión emocional que establece con la historia y la cultura españolas refuerza su arraigo. Utilizar esta expresión es, en cierto modo, mantener viva la memoria de un pasado marcado por la lucha, la resistencia y la búsqueda de libertad. Así, al decir “irse por los cerros de Úbeda”, no solo se describe una acción, sino que también se rinde homenaje a un simbolismo histórico que sigue resonando en la identidad colectiva.
Curiosidades y datos sorprendentes sobre Úbeda
Más allá de ser el epicentro de una expresión popular muy arraigada en el lenguaje español, Úbeda es una ciudad con una riqueza cultural e histórica impresionante. Sus paisajes, su arte y su tradición artesanal hacen de este lugar un destino único en Andalucía. En este apartado exploraremos algunos datos fascinantes que revelan por qué Úbeda es mucho más que “los cerros” que inspiraron la famosa frase. Además, veremos cómo esa misma expresión ha contribuido a moldear el turismo y la identidad cultural de la ciudad en la actualidad.
La ciudad más allá de la expresión
Úbeda es mucho más que el origen de una expresión popular. Destaca por su patrimonio histórico, su tradición artesanal y su riqueza gastronómica, que la convierten en un destino cultural de primer nivel en Andalucía.
Patrimonio de la Humanidad UNESCO
El centro histórico de Úbeda fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO gracias a su excepcional conjunto monumental renacentista. Sus palacios, iglesias y plazas son auténticas joyas arquitectónicas que narran siglos de historia y arte, reflejando la grandeza de la ciudad en la época del Renacimiento.
Rica tradición alfarera
La artesanía en cerámica es una parte fundamental de la identidad de Úbeda. Sus talleres producen piezas únicas que combinan técnicas tradicionales con diseños contemporáneos, haciendo que las cerámicas ubetenses sean reconocidas y apreciadas internacionalmente.
Gastronomía única
Úbeda es famosa por la calidad de su aceite de oliva, considerado uno de los mejores del mundo. Este producto estrella no solo es clave en la cocina local, sino que también representa un símbolo cultural y económico de la región, apreciado por su sabor y propiedades saludables.
Arquitectura histórica
Más allá del Renacimiento, la arquitectura de Úbeda abarca varios estilos y épocas. Sus palacios señoriales, iglesias barrocas y construcciones medievales conforman un paisaje urbano que invita a recorrer la historia a cada paso.
El impacto turístico de la expresión
La popularidad de la frase “irse por los cerros de Úbeda” ha tenido efectos directos en el turismo local, generando interés y actividades vinculadas a la expresión.
Rutas temáticas por los cerros: Se organizan excursiones guiadas que recorren los senderos y cerros históricos que inspiraron la expresión, permitiendo a los visitantes vivir una experiencia auténtica y conocer la geografía que fue refugio de rebeldes.
Merchandising con la frase: Desde camisetas y tazas hasta souvenirs, la frase es un reclamo cultural que se utiliza en productos turísticos, ayudando a difundir la expresión y atraer a curiosos.
Eventos culturales: Úbeda celebra actividades, charlas y festivales que ponen en valor esta herencia lingüística e histórica, conectando pasado y presente mediante la cultura popular.
Algunos enlaces de interés a la ciudad de Úbeda
Página oficial del Ayuntamiento de Úbeda
Web oficial de turismo de Andalucía
Portal oficial de turismo de España
Conclusión: cuando las palabras guardan tesoros históricos
«Irse por los cerros de Úbeda» es mucho más que una expresión coloquial común. Es un verdadero puente entre el pasado y el presente, una ventana abierta a épocas turbulentas de nuestra historia y un ejemplo claro de cómo el lenguaje evoluciona, se adapta y se enriquece con el tiempo.
Cada vez que usamos esta frase, estamos rindiendo homenaje a quienes encontraron en los cerros de Úbeda un refugio para sus ideales, sus temores y sus esperanzas. Así que la próxima vez que escuches a alguien «irse por los cerros de Úbeda», recuerda que no solo está evadiendo un tema o una respuesta, sino que está participando en una tradición lingüística que lleva casi dos siglos dando vida y profundidad a nuestro idioma.
¿Has usado alguna vez esta expresión? ¿Conoces otras frases populares con un trasfondo histórico igual de fascinante? La riqueza del español está llena de estos tesoros lingüísticos que esperan ser descubiertos y compartidos. Te invito a que cuentes en los comentarios tus experiencias con esta y otras expresiones que forman parte de nuestro valioso patrimonio cultural.